What the fuck
Juanma nos habla de la Suite-valija de Irène Némirovsky, del cine de Nanni Moretti, de escuchas sobre Corrientes, de la fe literaria de Ariana Harwicz, de insistir y resistir con la propia escritura.
Desde el fondo de la sima #9
Irène Némirovsky nace el 24 de febrero de 1903 en Kiev, Ucrania, un pedazo, por aquellos tiempos, del Imperio Ruso.
En 1918, en pleno auge revolucionario, Némirovsky y su familia judía deben escaparse a Francia. Más tarde, se gradúa en Letras en la Universidad Sorbona.
Autora de novelas como David Golder, en la que retrata la vida de un banquero caído en desgracia, y El baile, pequeña joya literaria, es Suite francesa el texto que la catapulta al éxito. Y digo texto y no libro porque para que ocurra ese pasaje tuvieron que darse una serie de situaciones, algunas muy dolorosas.
Némirovsky vive en Francia con su marido y sus dos hijas, Denise y Élisabeth. Para el año 1940 las leyes antisemitas promulgadas por el régimen de Vichy le prohíben la publicación de sus libros. Tanto ella como su familia se refugian en una pequeña comuna francesa, Issy-l’Évêque. Hasta 1942.
El 17 de julio de ese año Némirovsky es una de las personas que viaja en el convoy número 6 con dirección a Auschwitz. Un mes después muere de tifus, a los 39 años.
Su marido es también arrestado y asesinado. Quedan sus hijas: Denise, de 13, y Élisabeth, de 5. Van de refugio en refugio, escondiéndose, con la ayuda de una nodriza. Intentan cruzar la frontera francesa. Junto a ellas, una valija. En la valija, papeles familiares y un manuscrito. En el manuscrito, líneas y líneas de una lucidez desgarradora que revelan una imagen ignorada de Francia durante la ocupación nazi: la complicidad, la indiferencia, el entreguismo.
En 2015, Élisabeth Gille, hija de Irène, ficcionaliza en la novela Un paisaje de cenizas los sucesos que vivió con su hermana y que se narran en el prólogo de Suite francesa.
2
Ir al cine y sentir que en esas horas está sucediendo algo distinto, un viaje por un universo, una propuesta ética y estética, un embrujo. Giovanni "Nanni" Moretti y su última película: Il sol dell'avvenire (El sol del futuro) o como se tradujo por estos lados, Lo mejor está por venir. Podría embarcarme en un análisis minucioso, en una reseña crítica, en el despliegue de los recursos de Moretti, pero ¿para qué? Mejor quedarse con lo que escapa al entendimiento. Con las resonancias. Con la sensación -única- de que el arte toca el alma.
3
Antes del cine, camino por Corrientes: una requisa rápida por algunas librerías. Siempre en busca de la pieza invaluable, del tesoro olvidado en algún cajón y pasado de largo por algún librero somnoliento.
Mientras reviso unos cajones de Literatura Hispanoamericana, se abre una conversación a mis espaldas. Después de un minuto o dos, paso los libros mecánicamente, sin prestar demasiada atención a los títulos.
La traición de Rita Hayworth, edición Seix Barral, es el último que recuerdo. Porque la voz de un señor mayor, digamos cliente, dice que publicó un libro, y la voz de una señora bastante menor que el señor, digamos librera, responde en acento españolizado: yo también, y entonces ya estoy atrapado en el ida y vuelta, en la historia dentro de la historia, y trato de retener datos, de adivinar los gestos que se dispensan los interlocutores, de enhebrar un lazo entre esos dos extraños.
Un viaje en barco, desde Burgos a Buenos Aires, el amor que traspasa fronteras, los años 50. Otro siglo. Otro mundo. El viaje de Milagros, se llama. Sí, sí, está publicado. Claro, yo soy Milagros.
Me voy de la librería sin darme la vuelta para mirarlos, inmerso en cierta extrañeza adherida a lo cotidiano. Quedan las voces, una conversación, algunos retazos de una historia. Anoto en el celular y me pregunto por la veracidad de los hechos. Concluyo que no me importa, que la vida es mucho más que verdades comprobables.
4
El año pasado aparece en las librerías de Argentina "El ruido de una época”. La editorial que lo publica es Marciana (inaugura su colección de No Ficción) y la autora es Ariana Harwicz, quien armó una especie de trilogía con la escritura de sus novelas Matate, amor, La débil mental y Precoz.
Harwicz es polémica, busca transgredir, cuestionar las dinámicas del mundillo literario. De todos modos, no es ahí donde me interesaría detenerme.
Hay en esas páginas una escritora que transmite una necesidad de pensar la época, es decir, de ponerla en tensión, bajo sospecha, contradecirla. El ruido… es un ensayo, sí, pero también un libro de teoría literaria. Y acá, la primera celebración: la teoría literaria también la hacen los escritores de ficción, lo que equivaldría a afirmar que no es solo un metier de la academia.
La segunda dimensión que puntuaría es la siguiente: Harwicz distingue entre escritor y trabajador de la escritura (o escritor profesional). La gran diferencia entre ambos radica en que el primero no pone su arte al servicio de la demanda. Tiene que hacer el libro que tiene que hacer, contra viento y marea, caiga quien caiga. Aunque no sea el libro más conveniente, aunque se aleje de lo que se espera del escritor.
«Lo que cuenta es la fe en la obra, no la recepción de la época ».
5
Vuelvo a Il sol dell'avvenire. Nanni Moretti es el director de la película, pero también su actor principal, quien representa a Giovanni, un director de cine extravagante que rueda una película sobre la Revolución húngara de 1956. La historia dentro de la historia. Como el proyecto necesita financiamiento para seguir cubriendo los gastos del rodaje, Giovanni y su productora (su esposa) terminan en una oficina con tres ejecutivos de Netflix. La escena es breve, desopilante y magistral, a la vez, sobre todo cuando una de las representantes de la plataforma afirma con total convecimiento que la película carece de un momento “what the fuck” (un estallido, algo más jugoso para venderle a los consumidores). El primer plano se queda en la cara de Giovanni que paladea esas palabras en inglés con cierta sorna o estupefacción.
6
Hay mucho del azar que se juega en un texto que desea convertirse en libro, de un proyecto que ansía transformarse en película.
Pienso en Hebe Uhart, peregrinando con su narrativa y sus crónicas, en un bolso, por las librerías de Buenos Aires. O en Aurora Venturini, quien recibe el Premio de Nueva Novela Página/12, en 2007, a los 85 años, por Las primas. O en esa valija que transportan las hijas de Némirovsky cuidando el legado de la Suite francesa.
Némirovsky escribe mientras el mundo se derrumba. Con la certeza de que el mundo se derrumba. Como si alguien le hubiese soplado al oído (quizás el mismo soplo que después hizo lo suyo con Moretti, con Hebe, con Aurora), que más allá de todo azar lo que cuenta es la fe en la obra.
Juanma
Interesante...se me dispararon muchas cosas mientras te leía.
Gracias Juanma.
Gracias! Hermoso